La cosa de la Gorra

Leía hace poco, de mano de uno de los orgullosos diarios murcianos, una noticia que, por desgracia, aunque me ha indignado, no me ha sorprendido en absoluto.

Así que he decidido cambiar un poco mi usual punto de pluma, estilístico, si acaso se puede decir que mis escritos gastan de eso, y realizar un comentario un poco mas ácido y totalmente subjetivo, pero, y esto creo, de nuevo por desgracia, una realidad que vivimos los murcianos.

Resulta que llega un hombre, un inmigrante de Gambia, digámoslo todo, con una gorra de propaganda de una empresa a la que no nombraré, por decoro en varios sentidos (y juicio, que no estoy yo para ir a la cárcel ni pagar multas) a trabajar a Alcantarilla.  Está realizando un trabajo mas bien duro y mal pagado, como muchos de los inmigrantes de lo que por aquí oriundan, cuando se le acerca un tipo de unos, digamos, y que conste que esto es por darle unas notas de color, todo especulación y fantasía, 40 años, corbateado, con camisa de manga corta, un pelo repeinado y que deja entrever algunas canas bien cuidadas, un reloj ostentoso y grande y unos zapatos brillantes. Pero, eso sí, todo con el aire del que ha vivido bien pero no tiene ni pajolera idea de lo que es tener dinero de verdad, lo que abunda por aquí, vamos, y le dice:

-¡Oye! Amigo, perdona, ¿de donde has "sacao" esa gorra?-

A lo que el Gambiano le contesta, con ese acento característico que conocemos bien los del sur (omitiré, otra vez por decoro, que hoy me sobra, las irregularidades verbales y gramaticales que este hombre pudiera poner en su contestación):

-Me la han dado unos amigos míos, el otro día, cuando fui a ayudarles a trabajar-

-¿A trabajar, de qué?-

-En el campo, arreglando cosas y recogiendo en la huerta-

-Ahh, muy bien, muy bien, eso está muy bien. Oye, ¿me das tu número de teléfono y el de tus amigos por si tengo alguna cosilla pa vosotros?-

A todo esto que se iluminan las facciones del hombre de Gambia y dice, no os olvidéis del acento:

-¡Claro, claro…!-

Y se lo da tan panchamente.

Total, que pasan unos días, y el Gambiano, a lo suyo, recibe una llamada, de un fijo español que no conoce, y lo coge con una ligera curiosidad.

Y se sorprende cuando le dicen algo así como:

-¿Menganico de tal? (que es la versión murciana del Fulanito de tal, diminutivo de Mengano, archiconocido donde vaya), necesitamos que se presente en la comisaria de Alcantarilla por tal y cual razón, inmediatamente.-

Y claro, el chico, en vez de salir huyendo y desaparecer, como muchos delincuentes, pre-delincuentes y cobardes varios suelen hacer por estos lares (que la huerta abunda en agujeros infectos y húmedos donde esconderlos) se acerca presto a arreglar el desaguisado y solucionar lo que le atañese.

Total, que lo retienen 18 horas (hagan cuentas, 3/4 de día, con noche incluida) por que lo acusan de haber robado a la empresa de la cual, oh misterio de la vida, era la gorra que portaba el hombre.

Y el señorito de bien que tomó su número, en su muy buena intención, reportó el número de este señor a la policía de Alcantarilla. Por que claro, es obvio que un inmigrante, sea de donde sea, pero que trabaja como suelen hacerlo aquí, como mulos descosidos, no puede llevar una gorra de propaganda si esta empresa ha sido robada recientemente. Por que es obvio que es un felón y un malhechor que posee en estos momentos el botín robado.

Y lo mas gracioso del asunto, es que sus amigos, los cuales por pura curiosidad diré que eran españoles, efectivamente le proporcionaron la coartada. Y dijeron, además, que le habían dado mas ropa aún, esperemos que no de propaganda, por lo que pudiera pasar.

Total, que el este otro tipo, el Gambiano, sale el día siguiente de presentarse voluntariamente en la comisaría, con, para colmo, una Orden de Expulsión de España. Efectivamente, como muchos otros inmigrantes, es un ilegal que intenta ganarse la vida honradamente en un país de tipos que se creen mejor que él, y mas aún en ésta, nuestra región murciana.

Y todo este retorcido lio, por culpa de una gorra, de una ridícula (¡pero muy útil, senderistas, alcen las manos!) pieza de ropa, o, perdonenme, un complemento, con un nombrecito mísero, y posiblemente un logotipo descolorido en ella.

Y aquí esta mi punto, y esta es la realidad de Murcia, pero no creo que solo Murcia, sino también otras regiones de España. Y eso que, lo entiendo, está pasando por muy malos momentos, pero no es excusa, es mas, es muy triste usar esto como excusa, para no criticar o corregir comportamientos del todo aberrantes y que hacen apología del racismo, la xenofobia, la diferencia de clases o la presunción.

Por que todos, perdón de nuevo, Todos, hacemos uso del prejuicio indiscriminado, por supuesto, pero ¿hasta que punto esos juicios pueden afectar a los demás?. ¿Hasta donde puedes llegar a presuponer, hablar, criticar o actuar en contra de alguien a quien ni tan siquiera conoces?

Por que esto no solo pasa con los inmigrantes de aquí, también pasa con la gente cercana, la que vive a su lado, vaya.

Y ahora piensen ¿a cuanta gente le han  destrozado la vida con un simple comentario, una mirada o un gesto solo por llevar una gorra?

Venga, nadie les está viendo, sean sinceros. ¿Nunca han tenido prejuicios sobre nadie?

¿Entonces por que demonios piensan tan mal del tipo corbateado y repeinado?

Que quede ahí eso.

Gracias a EvilLate por este puntillo ácido, un poco inusual, pero algo que compartir después de todo. Gracias.