Una tarde parda, entre cortinas mecidas por una brisa lenta y torpe, como el verano que nos cae encima.
Y yo aquí pensando, mirando, tumbado en la cama, dejando el tiempo irse muy deprisa y muy lento, como atrapado en este calor frenético.
Escuchando a Manolo García, oliendo las cebollas de la huerta en la tarde.
El sol se esconde poco a poco, mirando por encima de una montaña, esperando a que alguien le diga algo, pero todo funciona igual que siempre. Siempre anhelará que alguien lo llame por su nombre, que alguien le pida quedarse un poco mas.
Y yo aquí sigo, mirando al techo, esperando y esperando. ¿a que? a todo y a nada, tratando de no lamentar, tratando de buscar sin moverme, de crear y de olvidar al mismo tiempo.
Entonces me levanto y me acerco a mi cuaderno.
Y yo aquí pensando, mirando, tumbado en la cama, dejando el tiempo irse muy deprisa y muy lento, como atrapado en este calor frenético.
Escuchando a Manolo García, oliendo las cebollas de la huerta en la tarde.
El sol se esconde poco a poco, mirando por encima de una montaña, esperando a que alguien le diga algo, pero todo funciona igual que siempre. Siempre anhelará que alguien lo llame por su nombre, que alguien le pida quedarse un poco mas.
Y yo aquí sigo, mirando al techo, esperando y esperando. ¿a que? a todo y a nada, tratando de no lamentar, tratando de buscar sin moverme, de crear y de olvidar al mismo tiempo.
Entonces me levanto y me acerco a mi cuaderno.
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