Piensa...

domingo, 17 de abril de 2011

El Club de los Corazones Rotos - Capítulo 1


 Alzad la copa, brindad conmigo. Aquí comienza esta pequeña aventura que vamos a contar, una historia, un cuento, basado en la vida misma, y en la gente que la pulula. En los caminos que todos recorremos y en los mensajes que recogemos y que vamos dejando.
No os dejeis engañar, no habla de nadie, y habla de todo el mundo. 
Ésto es solo un intento de darle a la gente un pedacito de mi cabeza, y si puede ser, que alguien sea capaz de leer entre lineas y le sirva esta historia para algo.

Para mi, solo me quedará el que la disfruteis o no.
-D-
-------- 
 Capitulo 1: Alcen la Copa
La luz de neón del cartelito parpadeó un momento, con un tono cutre, como en una película de estas malas americanas, esas que todos conoceréis.
Javi juraría que ese chisporroteo acababa de saltar al mismo tiempo que su estómago, por que estaba nervioso, mucho mas de lo que cabría esperar, os lo digo yo.
No es que fuera para tanto, pero era ya mucho tiempo el que llevaban viniendo al club, y mucho mas el que hacía desde que se conocían, así que no sabía muy bien como iba a acabar todo este asunto. Así que respiró un instante y empujó la puerta.
Suele pasar una cosa curiosa cuando alguien entra en el club. Por un segundo todo el mundo se calla, y se puede oír como la atención de todas las personas se focaliza en un pequeño punto. Es un sonido como de esperanza gastada y cristal roto. Al menos siempre me ha parecido así, pero quizás estoy siendo demasiado poético.
En cuanto la gente ve a uno mas de los suyos, simplemente se dispersa, y vuelve a su compañero o a su copa, que en algunos casos son lo mismo, y pierde totalmente el interés por el que acaba de entrar.
En el Club de los Corazones Rotos, apenas hay amigos. No me malinterpretéis, hay mucho compañerismo, muy buena gente, mucha confianza y todo eso. Pero no es suficiente para hablar de amistad. La amistad de la buena, de esa añeja que sabe a madera, como los buenos whiskies, es muy rara, y se bebe con mucho gusto.
Javi y Mario bebían de esa copa. Oh si, se les notaba al vuelo. Eran compañeros hasta el final. Y amigos hasta el final. Y hermanos hasta el final.
La gente los conocía por ir siempre juntos al club, por hablar un poco mas animadamente que el resto, y por tener algo mas de energía. Eran de los mas jóvenes por aquí.
Así que Javi se fue directo a la terraza de atrás, donde estaría Mario fumando. Movió la cabeza para saludar rápidamente y salió por la otra puerta.
-¡He Javi!, ya has vuelto- dijo Mario
-Hola- un Ignacio algo desanimado saludó al recién llegado
-Buenas, anda Nacho, hacia tiempo que no te veía por aquí. Oye Mario ten…-
-Ya ves, bueno, te puedes imaginar. Al final he vuelto- le cortó Ignacio.
-¡Y de puta madre tío!- Empezó Mario con ese tono ligeramente agresivo que se le pone, todavía incluso, cuando habla del mismo tema.
-Que le den, si es que te fuiste sin pensar, mamón, te tiraste de cabeza, y mira que te lo dijimos, ¿eh Javi?- Javi Esquivó la mirada muy suave y movió la cabeza distraídamente.
-Pero ahora, estas con tus colegas, otra vez- Siguió Mario y se paró un momento para mirarlos a los dos. -¡Los dos habéis vuelto!, así que vamos a cumplir con la tradición, ¿no?-
-No se Mario…- balbuceó Ignacio, -Tío tampoco es que lo mío sea…- dijo Javi.
-Nada, las reglas están para algo, ¡adentro!-
Y empujándolos los metió de nuevo en la sala, donde el silencio acostumbrado, roto por pequeños murmullos, seguía perezoso, pululando por el club.
Se subió a una silla y alzando la voz, empezó:
-¡A ver! Quiero proponer dos brindis hoy. Ignacio y Javi cumplen dos de las tres Reglas del Brindis.
-¡Uno!, a Nacho, por que lo han dejado. Otra vez.
-¡Dos!, a ambos por que han vuelto, Javi de su viaje y Nacho al club. Otra vez.- Sonrió Mario, supongo que pensó que estaba usando ingeniosos recursos literarios en su discurso.
-¡Por Nacho y Javi!-, corearon todos, descompasados y con distintos tonos, pero todos con algo en la mano y todos en voz alta.
Y todos Sinceros.
Un “clinc” de cristal resonó unísono. Y Nacho parecía entre un poquito avergonzado y algo aliviado. Seguramente no sabía como iban a reaccionar los miembros del club cuando volviese.
Nadie se toma muy bien por aquí cuando alguien encuentra pareja y deja el club. Es decir, todo el mundo se “alegra” por él. En un sentido. Pero si tu relación falla, y vuelves, se que al principio es algo embarazoso el presentarte de nuevo pidiendo otra copa y diciendo “-eh! Al final teníais razón, no funcionó, ¿os importa que me siente aquí?-“
Ignacio se fue a la barra a pedir algo. Mario sonrió a Javi y le preguntó:
-Bueno macho, ¿qué tal tu viaje?, anda que casi no he sabido nada de ti, ni mensajes ni llamadas ni nada, supongo que lo has aprovechado. Me dijiste que llegabas el miércoles, ¿y eso que no has venido en un par de días, descansando o qué?-
-Mario, tío, no hacía falta que brindaras por mi vuelta del viaje- Ahora estaba incluso mas nervioso que al entrar.-
-¿Y que mas da? ¡Solo me estaba alegrando!-
-Y a todos los demás también, ¿hacia falta que lo dijeses encima de la silla?-
-Pero vamos a ver, ¿que leches te pasa?, deberías venir relajado, y parece que hayas perdido siete trabajos o que se te haya muerto el perro, coño.-
Hubo un momento de silencio. Un pequeño segundo de tensión.
Javi se decidió. Y Abrió la boca:
-Tomad tíos, a esta os invito yo- dijo Nacho, que venia con mucha mejor cara y tres cervezas. Una sonrisa es algo extraño en el club, así que se aprecia doblemente. Aunque sea tímida y escuálida.
Así que empezó a contarles como había sido su ruptura y lo mal que lo había pasado el último mes. Javi decidió esperar hasta el final de la noche, que parecía que iba a ser larga.
El resto de la escena, si no recuerdo mal, la compuso un Ignacio con cara triste contando como le habían pateado el corazón de nuevo, un Mario indignado hasta lo mas profundo de sus cimientos y un Javi callado y distraído. De vez en cuando se les añadía alguien y participaba ligeramente en la conversación:
-Lo siento hombre, es bueno verte por aquí otra vez.- Dijo un tal Santiago.
-Vaya, vaya, mirá quien volvió. Si es el buenito de Nachito. Mah, estoy de broma, que bueno verte por aquí otra ves- Dijo Elisa, con su característico tono argentino.
Y así varios mas que le daban palmaditas en la espalda o le sonreían creyendo que le hacían un favor. Cerca de las tres, todos, menos Elisa y los tres mosqueteros, se habían ido, y el buenito de Nachito, estaba mas borrachito que una cuba. Se despidió dando bandazos y farfullando un muchas gracias a todos. También dijo algo así como cuanto te quiero Manolo, dándole en la espalda al tal Manolo, que es dueño y barman, y el cual, viendo como estaba, miró a Elisa, le lanzó las llaves, y le dijo.
-Elisa, “plis”, echa las persianas y empieza a cerrar, que lo acompaño a casa- Y sin mas, salió detrás de un Nacho inclinado al menos 45 grados.
Solo quedaban ellos dos y la argentina que se puso a cerrar las persianas hasta la mitad.
-Estas muy serio esta noche tío, de verdad, yo no se que mierda de viaje te has hecho, pero no te vuelvas a ir sin mi por que te sienta fatal-
-De eso quería hablarte, Mario-
Yo creo, que cuando alguien dice tu nombre en la misma frase que “hablar”, no es por nada bueno. ¿Nunca habéis notado esa sensación en el estómago cuando alguien os nombra?
-¿Del viaje?-
-De algo que pasó en el viaje-
-Vale. ¿que pasa?-
-He conocido a Alguien-
-Bueeeno, tampoco es para ponerse así, es que ¿te ha pegado algo?-
-Mario… No voy a volver al Club. Me gusta de verdad-
-…- Un rato de mirada perpleja y silencio incómodo, casi agresivo.
-Mis cojones. ¿Te has enamorado?-
-… Creo que sí. No lo se. Me gusta mucho.-
-¡Mis Cojones!-
-Mario. Va en serio. No se si me he enamorado o que siento, pero sé que quiero… algo… algo distinto. Tengo que dejar el club, quiero intentarlo con esta persona. Lo siento, se que esto te duel…-
-Vamos a ver, vamos a ver. ¿cómo se llama tu amorrr?- un desprecio en mi menor acompañó esta última palabra, lo que puso a Javi un poquitín a la defensiva.
-Irene, es de…-
-¡Entonces!- volvió a cortarle Mario, -Esa tal Irene de la cual no sabes que estás enamorado, ¿es tan importante como para dejar de venir al Club, dejar aquí a tus colegas y amigos, dejarme a mi aquí? ¿Esa tia- aquí un DO mayor vibró con mucha fuerza -que apenas conoces va a hacer que te largues así como así?, ¿nos dejas tirados?- Seguramente era el señor Alcohol el que hablaba, pero desde luego el tono era claramente insultante.
Javi, visiblemente molesto se giró:
-Mira, mejor hablamos mañana-
-Nada de eso, ¿no te quieres ir? ¡Pues vete!, vete con tu princesita, esa a la que ni conoces. Me juego el cuello que volverás en un par de semanas, ¿qué te crees? ¿Mister amor?-
Javi, vistosamente cabreado, se volvió desde la puerta para encararse con Mario. Un montón de puñales y dardos envenenados se prepararon para salir disparados desde su lengua. Se paró un instante.
-Adiós, Mario. Adiós Elisa. Dejo el Club- dijo suavemente.
A Mario se le descompuso el rostro un segundo después de ver como la sombra de Javi desaparecía por la puerta.
Un instante de silencio.
-Vaya, vaya. Hoy cumplimos con los tres brindis.- Elisa puso sonoramente una copa de Whisky sobre la mesa, junto a Mario. Levantó la suya, bien cargada:
-¡Tres! a Javi. Por que se fue para siempre-
Dijo con una sonrisa amarga en los labios.
Y esta vez no se oyó el “clinc”.

3 comentarios:

Jason R. Forbus dijo...

Muy bien escrito Santi, hay unas imagenes en el capitulo cutremente verdaderas! Congratulations man, you'll better keep writing this because I want to read the next chapter. :)

EvilLate dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dragón dijo...

Thank u my Friend, I hope next chapter will be here soon. I would like you sending me your private opinion if u don't mind. I really appreciate ur vision, u know ^_^